El botox se utiliza principalmente para las arrugas causadas por las expresiones faciales, como las arrugas del entrecejo, las arrugas de la frente y las patas de gallo (alrededor de los ojos). El tratamiento relaja temporalmente estos músculos, lo que hace que las arrugas desaparezcan gradualmente incluso cuando la cara está en reposo. El Botox también puede usarse para el mentón hiperactivo, la sonrisa gingival o las comisuras de la boca caídas.

Al cabo de unos días, el efecto del Botox se hace visible, y al cabo de dos semanas, los resultados son óptimos. La piel alrededor de las arrugas tratadas se alisa con el paso del tiempo, sobre todo en el caso de las arrugas más profundas.

El efecto de un tratamiento de Botox suele durar de tres a cinco meses. Con tratamientos regulares, los resultados pueden durar más tiempo. Las arrugas más profundas o los músculos más fuertes pueden requerir tratamiento cada tres o cuatro meses al principio para obtener mejores resultados.

Durante la primera semana, puede experimentar una leve sensibilidad. A veces aparecen hematomas, rigidez leve, hormigueo o sensación de pesadez alrededor de las zonas tratadas, como las cejas. Estos efectos secundarios suelen desaparecer en 10 días.

Sí, el Botox es un fármaco seguro y aprobado que se utiliza en medicina desde hace más de 40 años. El principio activo (toxina botulínica) solo afecta a los músculos tratados y no afecta al resto del cuerpo.